07 de diciembre de 2020

En la temporada de fin de año debemos decir a pasear YOVOY por la Orinoquía


El corredor de la Orinoquía está compuesto por cuatro departamentos: Guainía, Vaupés, Guaviare y Vichada.
Pie de foto: El corredor de la Orinoquía está compuesto por cuatro departamentos: Guainía, Vaupés, Guaviare y Vichada.

El corredor turístico de la Orinoquía está compuesto por cuatro departamentos: Guainía, Vaupés, Guaviare y Vichada.

Se acerca la temporada de vacaciones de fin de año, cuando muchos prestadores de servicios turísticos, que incluyen agencias de viajes, hoteles y aerolíneas, entre otros, nos estarán esperando con los brazos abiertos para que todos podamos decir YOVOY por Colombia.

Sin embargo, en esta fase de reactivación económica, el Gobierno nacional hace énfasis en que los colombianos no debemos relajarnos ni “bajar la guardia”, ya que todavía hay propagación del virus. Por lo tanto, en este momento la invitación es a viajar por el territorio nacional, siendo aún más responsables con el autocuidado y el cumplimiento de todos los protocolos de bioseguridad.

En Colombia tenemos mucho por disfrutar y toda esta riqueza natural, llena de fauna, flora, tradiciones y culturas muy diversas, está dividida en 12 corredores turísticos que cubren el país en su totalidad.

En esta ocasión, los invitamos a visitar y que encuentren la magia y belleza que tiene el corredor de la Orinoquía, el cual está compuesto por cuatro departamentos: Guainía, Vaupés, Guaviare y Vichada, cuya geografía en conjunto dibuja una especie de “cruz de San Pedro” (cruz invertida) de sorprendente belleza, especialmente por sus afloramientos rocosos en la cuenca del río Orinoco, que datan de hace más de 1.300 millones de años. La “cruz” une las inmensas sabanas del corredor turístico con los Llanos, por la parte norte, y con el corredor Selva por el sur. Por el occidente limita con el corredor turístico del Sur y, por el oriente, con los países de Venezuela y Brasil.

Los afloramientos del Escudo Guayanés se pueden apreciar en todo su esplendor en seis países: Guyana, Surinam, Guyana Francesa, Venezuela, Brasil y Colombia. En nuestro país, aquellos se erigen como una suerte de Serranía: El Chiribiquete, La Lindosa y los cerros de Mavicure Bita, Cazuarito, Cachicamo, Balancín, Thomas y Peinilla (los tres últimos en el Parque Nacional Natural el Tuparro). Debido al aislamiento de estas rocas, su fauna y flora es prehistórica y única, pues los animales y las plantas cumplen allí todo su ciclo reproductivo, sin ningún intercambio genético. Por tal razón, al cabo de millones de años todavía resulta fácil encontrar endemismos.
 
A esas geografías solitarias las alberga el vigoroso Orinoco que, alimentado por las aguas de más de 700 ríos, se extiende como un gran planchón sin límites ni bordes. Por algo es el tercero más caudaloso del mundo, después del Amazonas y el Congo.
 
Los departamentos de este corredor adoptaron los nombres de sus principales ríos: El Guainía, llamado también río negro, porque las hojas, ramas y otras materias orgánicas que caen al agua producen ácidos tánicos que les dan ese color. El Guaviare, que por nacer en las vertientes andinas –desde donde arrastra arcillas y limos que le dan una apariencia lechosa– es, al contrario, de aguas blancas. El Vaupés, principal afluente del Guainía, que baña los departamentos de Guaviare y Vaupés. Por último, El Vichada, que nace en el departamento del Meta, recorre 580 kilómetros y desemboca en el Orinoco.
 
Es así que en este corredor los ríos constituyen las principales redes de comunicación entre las poblaciones. Varios historiadores señalan que desde antes de la colonia, las comunidades indígenas de la región tenían una red compleja, diversa y con fuertes lazos comerciales, sociales y políticos. Los primeros asentamientos humanos se ubican aquí alrededor del año 6.000 a. de c. En Guaviare, por ejemplo, en cerros aislados en medio de la manigua, existen pinturas e inscripciones indígenas que conforman una verdadera biblioteca viviente de etnias hoy desaparecidas. El corredor turístico de la Orinoquia asombra gratamente a los visitantes.
 
Además, en estas tierras, muy cerca del casco urbano, por el río Guaviare, pasando las poblaciones de Amanavén y San Fernando de Atabapo, se encuentra la Estrella Fluvial de Oriente, bautizada así por von Humboldt a principios del siglo XIX, al ver que allí confluyen tres importantes ríos: el Inírida, el Guaviare y el Atabapo, que conforman el gran Orinoco. En este impresionante amasijo de aguas, el Atabapo avanza desde el sur, marca límite entre Colombia y Venezuela, y sus aguas negras y brillantes luchan con las lechosas del Guaviare. El Orinoco corre hacia el norte, marcando el límite entre los dos países e imponiendo el color de sus aguas leonadas. Por ello y por sus muchos ríos y lagunas, este rincón de Colombia se distingue con el galardón de Territorio Ramsar.
 
Recorrer los cuatro departamentos que conforman este corredor turístico es animarse a descubrir territorios vírgenes, raudales que acogen coloridos peces de casi un metro de longitud, yacimientos arqueológicos, pictogramas y comunidades que elaboran artesanías tejidas para dar testimonio del legado indígena. Conocer la Orinoquía es disfrutar del paraíso a 28 °C.

En este corredor podrán visitar las ciudades de Puerto Carreño, Inírida, Mitú y San José del Guaviare y sus variados atractivos. Allí, también se encuentran muchos productos para ser disfrutados por todos, anímate a decir YOVOY al corredor de la Orinoquía.